LAS
FLORES TE ACOMPAÑAN
Son
cultivadores de flores. En su mayoría, de Santa Elena y San Cristóbal, que hace
varias décadas se instalaron en la Placita de Flórez con hermosos manojos de
colores y fragancias de las especies cultivadas en las tierras altas de los
sectores oriental y occidental de la ciudad.
Este lugar ubicado en la comuna 10 en
el centro de Medellín, fue levantado en 1891 en terrenos donados por el señor
Rafael Flórez. Fue conocida como Mercado de Oriente, porque allí llegaban los habitantes de esta región, a través de la vieja carretera a Guarne, vía Santa Elena. Luego fue llamada "Plaza de Buenos Aires", y en 1953 se le dio el nombre que lleva hoy. Después del incendio de la Plaza de Cisneros en 1968 mucho de sus comerciantes se trasladaron y vinieron a parar aquí.
Aquí convergen estratos,
culturas y personas como Don Braulio, un señor delgado, de apariencia humilde,
con un pantalón desgastado, una camisa manchada y un rostro arrugado con un
marcado bigote. Lleva 7 años trabajando en la placita, vendiendo plantas
medicinales. Desde los seis años comenzó a practicar dicho oficio al ver a un
vecino y a su madre curando con las plantas. Ahora vive solo y labora a diario
en la placita, “lo que más se vende es el hinojo, que se usa para aumentar
defensas y la albahaca, planta aromática que sirve para relajar”.
Don Braulio permanece en el
segundo piso de este sector en un horario de 6 de la mañana a 6 de la tarde,
trabajando con su compañero que parece ser muy reservado, puesto que permanece
en silencio en un extremo del local empacando algunas plantas y sonriendo de
vez en cuando, mientras Don Braulio atiende a los clientes.
Los
personajes aquí no son escasos y las historias mucho menos, Doña Teresa, es una
señora mayor, nacida en Santo Domingo, y que vive en Medellín desde los 13
años. Actualmente, permanece en casa de Yaneth, su hija mayor. Esta mujer,
paciente, carismática y abierta al diálogo, evidencia la soledad de la edad,
“yo no tengo marido porque él era malo conmigo, me pegaba y era muy tomador, se
metía en muchos problemas, entonces yo más bien lo dejé. Él se murió por tomar
y tomar”.
Cuenta su vida como si no tuviese secretos “es que a mí no me gusta
decirle mentiras a nadie, para qué la voy yo a engañar. Tengo tres hijos y son
del mismo hombre, pero sólo sé de Yaneth, mi hijo vive en Santo Domingo y mi
otra hija se metió con un muchacho muy malo, robaba mucho, motos, teléfonos,
era un cochino, y hasta estuvo condenado en la cárcel”.
Doña Teresa refleja los años
de arduo trabajo. Sufre ahora de diabetes, ha tenido un infarto y perdió algo
de movilidad en sus extremidades superiores, por eso, lo único que puede hacer,
es sentarse a cuidar de algunas flores, que ni siquiera son de ella, con la
esperanza de que le den algo para poder comprar comida o siquiera, poder
tomarse un café, pero sin azúcar; ya que el único azúcar que puede agregar,
cuesta más de lo que le pagan hasta en los días en que ayuda a descargar
mercados.
Se levanta a la hora que
puede y sale a trabajar sin siquiera desayunar. Permanece sentada en las
escalas de la placita, en un rincón donde puede divisar el corredor en el cual
reposan las flores en sus baldes, organizadas por especies. Coral, Capacho, Musaenda, Lirios, Veranera, Margaritas, Anturios y más, perfuman el lugar en el que Doña Teresa
permanece casi inmóvil, vigilando pero
ausente de la actividad a su alrededor.
Parece inmersa en pensamientos y
solo se levanta para tomar algo o ayudar a descargar los carros cuando llegan
de los pueblos. Hasta que es la hora de irse, al cerrar la plaza a las 6 de la
tarde o cuando “el mono” le dice que ya no la necesita más, entonces, vuelve a
recorrer las calles de vuelta a su casa, en compañía de la virgen del Carmen,
de quien es devota, y donde solo Yaneth aguarda su llegada, la única hija que
la acompaña.
La Plaza de Flórez es la
única testigo de los esfuerzos de estas personas, de su vida, su historia, sus
pensamientos, necesidades y esfuerzos. ¿Cómo saber
que, hoy en día, Doña Teresa se defiende sin saber leer, escribir o hacer las
operaciones matemáticas básicas? ¿O que Don Braulio sólo estudió hasta tercero
de primaria?
Resulta conmovedor saber que
éste lugar se ha convertido en su refugio, que les ha ayudado a sobrevivir en
un mundo cambiante, porque aquí las tradiciones permanecen y lo único que los
protege son las flores que siempre los acompañan.
POR: LalaFranko
Interesante, como tantas vidas transhuman sitios de la ciudad, siendo casi invisibles y a la vez tan protagonistas... la realidad se hace a veces ficción. Buen relato.
ResponderEliminarInteresante, como tantas vidas transhuman sitios de la ciudad, siendo casi invisibles y a la vez tan protagonistas... la realidad se hace a veces ficción. Buen relato.
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